PARA QUE “MIERDA” SIRVE EL
PARLAMENTO ANDINO?
Siempre me he preguntado, para
que sirve, si es un órgano que no está capacitado para legislar. Es decir, no
produce ninguna ley a la cual sus países integrantes (Bolivia, Colombia,
Ecuador, Chile y Perú) se tengan que someter.
¿Qué es lo que hacen entonces
quienes lo integran? Así se definen sus funciones en la página web oficial:
Los Parlamentarios Andinos
realizan labores de gestión parlamentaria, desarrollo normativo y
representación popular en temas vinculados al proceso andino de integración
como educación, movilidad, migraciones, derechos socio laborales, energía,
medio ambiente y cambio climático, convivencia y seguridad ciudadana, seguridad
y soberanía alimentaria, competitividad y emprendimiento, entre otros.
Traducción: El Parlamento Andino
solo sirve para recomendar y coordinar actividades que beneficien la
integración regional de los cinco países que la integran, más allá del aspecto
comercial. Para mayores luces, esto nos decía nuestro columnista Eduardo
Ferreyros hace unas semanas:
“Las decisiones del Parlamento
Andino no son vinculantes; es decir, no son de cumplimiento obligatorio. Son
recomendaciones, sugerencias, propuestas que a la fecha no han tenido ningún
impacto ni relevancia”.
Sin embargo esto no impide que
los representantes que envían los países tengan un sueldo igual que el de los congresistas de cada país, gocen de inmunidad
parlamentaria (es decir, no pueden ser arrestados ni procesados por delitos
comunes, salvo este sea flagrante) y reciban la cobertura total de sus viáticos
cada vez que deban viajar a Bogotá (Colombia), la sede del Parlamento Andino.
(A eso habría que sumarle la
cantidad de cócteles a los que los van a invitar).
Para explicar este panorama nada
halagador, reproduzco la nota de Diario El Comercio de Quito, de fecha 9 de
febrero del 2016:
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Triste 1 Indiferente 0 Sorprendido 0 Contento 1 Redacción Política En las
últimas semanas, el Parlamento Andino ha ganado notoriedad en el escenario
público por los problemas en torno a la elección del nuevo rector de la
Universidad Andina, su logro más emblemático. Sin embargo, al ser un organismo
supranacional poco se habla de su relevancia en la realidad nacional o
regional. La entidad fue creada hace 35 años con el objetivo de promover la
integración entre los países andinos: Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia, y
Chile que se unió hace 12. Forma parte del Sistema Andino de Integración y su
sede está ubicada en Bogotá.
Cada país cuenta con cinco representantes,
elegidos por votación popular o designados por el
Congreso. En Ecuador, cuatro de los cinco son de Alianza País y del Partido Socialista. Uno es de Creo.
Su estructura es similar
a la de la Asamblea Nacional. El organismo está conformado por el Pleno, la
Mesa Directiva, cinco comisiones y la Secretaría General. La mesa directiva, a
su vez, cuenta con presidente; los vicepresidentes, uno por cada país; y el
secretario.
Al ser un organismo regional cuenta con sedes en cada país, donde sus
parlamentarios tienen sus oficinas y sesionan una vez a la semana para discutir
los temas de la agenda o presentar propuestas. Una vez al mes son todos
convocados a la matriz en Bogotá, para las sesiones plenarias, que pueden durar
entre uno o tres días.
Los gastos de cada sede nacional y sus parlamentarios corren por cada país, que también debe
desembolsar USD 50 000 anuales para la matriz. Legalmente tienen las mismas
inmunidades y privilegios que los legisladores de sus países y que los agentes
diplomáticos en los estados miembro.
En el caso de Ecuador, el presupuesto para la sede local
del Parlamento este año es de USD 1 889 941. En el
edificio de cuatro pisos, ubicado en el norte de Quito, trabajan 51 personas,
entre directores, personal administrativo, el secretario, los parlamentarios y
sus asesores y auxiliares, respectivamente cuatro y dos en cada caso. Cada
parlamentario gana mensualmente USD 5 009, como los asambleístas.
Ya en la práctica, el Parlamento Andino se dedica a trabajar por la
integración regional y elaborar marcos normativos, muy similar a cualquier
congreso. La diferencia clave radica en que sus decisiones no son vinculantes
para los estados miembro.
Pedro de la Cruz, parlamentario por AP y el Partido Socialista, acepta que el
trabajo conseguido por el organismo puede quedar en letra muerta si el
Ejecutivo o Legislativo de cada país no acoge sus normativas y las inserta en
el sistema jurídico nacional.
Es
por esto que en septiembre del 2013 los cancilleres decidieron disolver el
Parlamento e iniciar una reingeniería del sistema andino para instaurar uno
mayor solo con la Unasur. El argumento fue un informe realizado por Cepal y la
Fundación Getulio Vargas, que evaluaron el trabajo del organismo. El resultado
no fue favorable, ya que se reveló que, en ese entonces, el impacto regional
era bajo y su producción ineficiente. Sin embargo, la sugerencia del estudio
fue que se le otorguen mayores atribuciones y se lo fortalezca.
Dos años después, el Parlamento se mantiene. Uno
de los impulsores de la disolución del Parlamento fue Juan Manuel Santos,
presidente de Colombia, quien tuvo apoyo del Gobierno ecuatoriano.
No obstante, un año después el mismo Mandatario envió una carta de felicitación
al organismo por su desempeño, recuerda Roberto Gómez, parlamentario por Creo.
Agrega que la institucionalidad y el desempeño han mejorado en este último
período. Según él, no porque no sean vinculantes deben dejar de trabajar, ya
que les queda la opción de convencer a los gobiernos.
Otro aspecto que lo diferencia de
los congresos es que las bancadas políticas en el
Pleno no tienen mayores diferencias. De la Cruz explica que primero el debate
de las propuestas se hace en la sede local para buscar consensos y después se
lo lleva al pleno, donde empieza la negociación para aprobarlo.
Gómez
coincide en que la camiseta partidista no tiene sentido en un organismo de este
nivel, ya que los representantes tienen como objetivo fomentar la integración regional y a la vez velar por lo que les conviene a sus
países.
Entre
los logros palpables del Parlamento están la
Universidad Andina, el pasaporte y la cédula andinos.
El año pasado se aprobaron los marcos de Energías Sostenibles, Movilidad Humana, de Preservación del Patrimonio Cultural, sobre Cambio Climático.
Para este año, según la vicepresidenta Cecilia
Castro, el plan de acción incluye temas para normar procesos
como la armonización legislativa sobre soberanía alimentaria, liberar a la región
de semillas y cultivos transgénicos, reconocer y homologar los títulos
universitarios, normar el turismo comunitario, proteger los recursos genéticos
y conocimientos tradicionales. En contexto
El Parlamento Andino ha recobrado protagonismo en los últimos meses, luego de que en noviembre del 2015 desconoció la
designación de César Montaño como rector de la Universidad Andina. Lo hizo en
el marco del período ordinario de sesiones del grupo.
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originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección:
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