La brutalidad del asesino serial caníbal que comía prostitutas. Por Alonso Martínez

An invitation to die
and all the faces,
mopeds can’t collide.
It’s fascination
and it will eat you alive.

‘Turn it Off’ – Phantogram
¿Qué es lo que impulsa a la mente humana a degenerarse hasta el nivel que cualquier tipo de empatía es imposible? Pensar que un funcionamiento normal puede alterarse hasta destruir la vida de una persona es aterrador. La cultura que gira alrededor de la locura nos atrae por los misterios de la psique y sus posibilidades, pero también nos aterra al mirar el poder que toma cuando está tan “enfermo” que parece vivir en otro plano, libre de cualquier conexión con nuestro universo y bajo ese contexto nos podemos preguntar ¿qué identifica a un asesino serial? 
Algunos estudios los clasifican por sus habilidades sociales y organizacionales ya que la mayoría tiene un sistema fijo muy bien establecido, pero pocas conexiones personales. Aunque no hay una forma definida para identificar a uno, por lo general son caucásicos en su segunda década de vida que cuentan con características sociópatas. Otros investigadores señalan que los hechos traumáticos en pequeños niños desata un comportamiento violento hacia animales u otros infantes vulnerables, lo que desemboca en un asesino potencial.
La mente de los asesinos seriales nos invita por morbo, pero aún nos mantenemos lejos de poder entenderlos por completo. Uno de los casos más perturbadores de los últimos años es el de Joe Metheny, también conocido “El Caníbal”. El hombre con obesidad mórbida, una sonrisa degenerada y ojos vacíos que parecían no tener culpa. En Baltimore, Maryland “pasaba el tiempo” una noche de diciembre en 1996, cuando decidió invitar a una prostituta llamada Rita Kemper al sucio tráiler en el que vivía. No era la primera que entraba al lugar, pero sí la que pudo escapar. Gracias a su llamada la policía arrestó al presunto asesino y descubrió que él era el responsable de distintos asesinatos que se remontan a 1976, 20 años antes de su arresto.
asesino canibal joe
Joe Metheny admitió ocho asesinatos entre los que se encontraban los de otra noche de 1995 en la que invitó a las prostitutas Cathy Ann Magaziner y Kimberly Spicer a su tráiler para apuñalarlas y estrangularlas hasta morir. Pero Joe fue más allá que el “tradicional asesino”. Desmembró los cuerpos de las mujeres y guardó la carne para comerlas después. Su declaración no mostró ningún atisbo de culpa. Según Metheny, abrió un pequeño puesto de carne y comenzó a vender la comida humana junto con la de los animales.

“Abrí un pequeño puesto de carne. Tenía carne asada y sandwiches de puerco. Eran muy buenos. El cuerpo humano sabe muy parecido al cerdo. Si lo mezclas, nadie puede notar la diferencia.”

El cuerpo de Kimberly Spicer fue encontrado a pocos pasos del tráiler de Metheny y los investigadores también lo pudieron conectar a la muerte de otra mujer. La mente del asesino era claramente inestable y al momento de su arresto confesó que había matado a otras cinco personas. ¿A qué se debía su furia imparable? Según el hombre rosado “redneck” con barba y acento rural, todo fue porque su mujer se fue de la casa.
asesino canibal joe metheny
Metheny vivía con su esposa adicta al crack y un hijo de seis años, pero un día llegó a la casa y ya no estaban; la mujer se había ido con otro hombre y los encargados de protección infantil tomaron custodia de su hijo. Mientras declaraba a las autoridades el asesino estaba convencido de que la pareja vivía bajo un puente y que los fue a cazar con un hacha.

“No estaban ahí. Pero los dos vagabundos hijos de perra se drogaron cuando estaban ahí. Estaban desmayados en un colchón apestoso y fue cuando me fui, pero ya estaban hechos pedazos.”

Los detectives no sabían si Metheny estaba delirante o si de verdad había matado a su esposa con su amante o a otras tres personas. Su siguiente víctima, según él, fue otra prostituta a la que le pidió información sobre su esposa. “Actuó como si no supiera nada, así que la golpeé como un demonio y violé su culo, después la maté”. Acto seguido, bajó el puente y mató a otra mujer. Después se dio cuenta de que un hombre que pescaba lo miró; decidió tomar un tuvo de metal y abrir su cabeza a golpes. La declaración de Metheny resaltaba el hecho de que le ató piedras a los cuerpos para aventarlos al río Patapsco. 
asesino canibal
Pero Metheny no había matado a nadie ese día. Rita Kemper huyó, así que logró salvar su vida ese día. Nadie comprendía si el asesino mentía por gusto o si su mente estaba tan desequilibrada que confesaba crímenes pasados. Tampoco se comprobó si en realidad abrió su puesto de carne para vender el cuerpo de sus víctimas “hipotéticas”, pero sí fue acusado del asesinato de las tres mujeres que fueron descubiertas. Su sentencia es cadena perpetua y fue hecha el 24 de julio de 2000, cuatro años después de su ataque a la joven prostituta.
Metheny tiene una mente enferma que lo llevó a asesinar a 3 mujeres y posiblemente a otras que no fueron descubiertas, pero más allá de eso, su desequilibro es notable a través de sus declaraciones y de sus falsas confesiones que muestran un enojo y violencia atemorizante. La psique humana es maleable, pero muchas veces la genética es un fuerte motivo para desarrollar una conducta similar a la de Joe “El Caníbal” Metheny. Asesinos como él nos intrigan y aterran a la vez, pero quizá lo que resalta de él son estas palabras que pronunció a poco de ser sentenciado, revelando una vez más, esa versión de los humanos que preferimos pretender que no existe.

“Mi ataque de asesinatos comenzó como venganza pero terminó como una pasión por la sangre y el sentido abrumador de poder que uno tiene al tomar la vida de otro.”

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