Los trastornos mentales son reales, existen, es así que en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, abreviado DSM), editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (en inglés, American Psychiatric Association (APA), podemos ver que es un sistema de clasificación de los trastornos mentales que proporciona descripciones claras de las categorías diagnósticas, con el fin de que los clínicos e investigadores de las ciencias de la salud puedan diagnosticar, estudiar e intercambiar información y tratar los distintos trastornos.
La edición
vigente es la quinta, conocida como DSM-5, y se publicó
el 18 de mayo del 2013.
Arthur Fleck es Joker tiene una mezcla bastante
particular y peligrosa de trastornos mentales, siendo la más evidente la que
tiene que ver con sus descontrolados ataques de risa.
Esos descontrolados ataques de risa hacen parte
de una condición clínica llamada Afectación Pseudobulbar. Esta afectación es
consecuencia de lesiones graves en el área cerebral, lo cual es consistente con
el historial de abuso del que Arthur fue víctima cuando era niño. Cuando el
cerebro se lesiona gravemente, sencillamente no encuentra la sincronía entre
las emociones y por ende puede terminar no sólo en extraños ataques de risa,
fuera de lugar, sino también en ataques de llanto.
Ahora, esa no es la única enfermedad de Arthur.
Los síntomas ampliamente descritos en la película, como por ejemplo, la
relación imaginaria que tiene con Murray Franklin. Esa condición es una de las
más frecuentes en el catálogo de enfermedades mentales y es la Esquizofrenia
Paranoide.
Los síntomas de Arthur encajan todos con la
Esquizofrenia Paranoide: alucinaciones, como las que tuvo con Sophie Dumond;
distorsión de la realidad, como por ejemplo, la relación que soñaba tener con
Murray Franklin, de padre e hijo; y otras como un deterioro en el cuidado
personal, incluyendo fallas en cuestiones alimenticias.
Para terminar de rematar, la esquizofrenia que
sufre Arthur tiene un componente sintomático que incluye cierto tipo de
psicosis, reforzado en su expresión de que “no creía que él fuera real”, y que
lo tiene encadenado a una depresión sucesiva que literalmente le impide ser
feliz, como vemos al inicio de la película donde Arthur literalmente lucha por
saber qué significa ser feliz, estirando su boca en forma de sonrisa.
Y el elemento faltante en todo esta mezcla, la
apatía. A Arthur le cuesta muchísimo trabajo creer que la vida tiene un
propósito, pero curiosamente cuando empieza a asesinar se evidencia que eso
podría no ser tan cierto. Luego de empezar a matar Arthur se da cuenta que lo
único que lo hace feliz es destruir a otra persona y eso es lo único que calma
su psicosis.
Arthur, se sincera ante Murray en vivo y en
directo, con audiencia y espectadores, el sistema, justifica, es el elemento
con el que vive su realidad, Joker, entonces, no es solo un hombre, no es
solamente una persona trastornada, sino la instauración de los peligros locos y
mórbidos asociados con el fracaso personal persistente, respaldado por la
convicción de que cuando hay un conflicto fundamental entre una visión y la
realidad, solo se resolverá mediante la creación de caos y sufrimiento. Tan
desagradable como es, Joker es la película que necesitamos ver para comprender
y luego prepararnos para los horrores que esta mentalidad desenfrenada puede
desatar en el mundo.
El sistema, entonces permite que Joker nos
gobierne, que aceptemos concientemente lo que está mal, que se han perdido valores,
que destruimos la ética, es el caldo de cultivo para que la ideología sea de
derecha o de izquierda, nos manipule y nos preguntemos a criterio de Jeffrey A. Tucker “¿Cuál es ese mejor
estado? Podría ser cualquier cosa. Tal vez es un mundo donde todo es de todos
por igual. Quizás sea un mundo sin felicidad o un mundo con felicidad
universal. Quizás es un mundo sin fe. Quizás sea producción nacional sin
comercio internacional. Es una dictadura, sociedad conforme a una sola
voluntad. Es la ausencia de patriarcado, un mundo sin combustibles fósiles, una
economía sin propiedad privada y tecnología, producción sin la división del
trabajo. Una sociedad de perfecta moralidad. El ascenso de una religión. Sea lo
que sea, es iliberal y, por lo tanto, inviable e inalcanzable, por lo que el
defensor eventualmente debe encontrar consuelo no en la creación, sino en la
destrucción del orden existente”.
Tucker continua analizando……”La primera vez que
leí el concepto fue en el libro Socialismo de Ludwig von Mises, publicado en
1922. Lo menciona hacia el final, después de haber demostrado que el socialismo
en sí mismo es imposible. Si no hay nada positivo que hacer, ningún plan real
para lograr algo socialmente beneficioso, debido a que, para empezar, la idea
es camaleónica, los proponentes deben abandonar la teoría o encontrar
satisfacción en la demolición de la sociedad tal como existe actualmente. Mises
dice que la actitud es muy obvia en el comunismo. Pero dice que está muy
presente en las versiones socialdemócratas porque sus planes para lograr el
ideal utópico en etapas son igualmente insostenibles en la práctica”.
Entonces, Joker ya ha creado imitadores, y lo
ha estado haciendo durante siglos. La película es el imitador.