AUTOPSIA PSICOLÓGICA. EVALUACIÓN CRÍTICA Y SU APLICABILIDAD
EN EL ÁMBITO FORENSE
Rodrigo I. Torres Vicent
Desde su nacimiento la autopsia psicológica se ha
transformado más en un concepto que en una herramienta.
A partir de su amplia difusión en los países del norte, y más
recientemente en Latinoamérica, adviene como una técnica a veces infalible o
quizás desmesuradamente prometedora para orientar decesos indeterminados,
equívocos o para la investigación de suicidios. Sin embargo, su flexibilidad
metodológica y laxitud epistemológica constituyen un verdadero talón de Aquiles
que la pone en serio riesgo de validación como herramienta científica.
Autopsia psicológica. Evaluación crítica y su aplicabilidad
en el ámbito forense
112 Anuario de Psicología Jurídica, 2007
Antecedentes
El año 2002, advertido el potencial de desarrollo que había
en el Instituto de Criminología de la Policía de Investigaciones de Chile, al
contar con personal formado tanto en las disciplinas de la investigación
criminalística como en la psicología, se asume el desafío de explorar y
trabajar en nuevos territorios que permitieran conjugar ambos acervos.
Así, con la inquietud de buscar algún novedoso terreno sobre
el cual trabajar, fue posible dar cuenta de la amplia difusión que se le
brindaba a la llamada “autopsia psicológica”. Con gran interés los esfuerzos
del Instituto se orientaron a estudiar este nuevo y promisorio campo, con la
sana pretensión de generar una instancia de apoyo a lo que se identificó como
un problema socio-legal de relevancia: las muertes indeterminadas.
Habiendo constatado que en Chile anualmente cerca de un 6%
de las autopsias médico legales concluían con causa de muerte “indeterminada en
estudio”, se justificaba la necesidad de ahondar más en esta nueva herramienta surgida
de la psicología y próxima a la investigación de los delitos.
A poco andar y luego de realizar un extenso recorrido de la
bibliografía especializada, junto con contactos persona[1]les
con los autores más renombrados, se verificó la presencia de una amplia gama de
informaciones acerca de lo que es la autopsia psicológica, la mayoría de tipo referencial.
Sin embargo, contrariamente a lo que se esperaba, existía –y aún existe-
escasísimas fuentes de información que den cuenta la manera en que la autopsia
psicológica puede llevarse a cabo, la metodología de trabajo y, especialmente,
la epistemología que la sustenta (Torres y Manzo, 2004).
Claro consenso hay en que la autopsia psicológica tuvo su
nacimiento el año 1958, con la inquietud del médico forense del Condado de Los
Angelesb (CA) Theodore Curphey, quien debía pronunciarse respecto de un cierto número
de decesos por sobredosis de drogas en los cuales no podía concluir si se
trataban de muertes accidentales, suicidas u homicidas. Por tal motivo, solicitó
a un equipo multidisciplinario de médicos y psicólogos que le ayudan a emitir
un pronunciamiento al respecto.
Entre quienes le colaboraron a dicho propósito destacaban
Robert Litman, Norman Farberow y Edwin Schneidman, surgiendo a partir de este
último, el año 1961, el término “autopsia psicológi[1]ca”,
como una propuesta para discutir las conclusiones de los médicos forenses sobre
muertes de etiología dudosa (Esbec, 2000).
En sus años de desarrollo la autopsia psicológica cuenta
casi con tantas definiciones como autores y propósitos (Torres y Manzo, ob
cit). Según propone Schneidman (1994), debe ser conducida por un profesional de
la salud mental, para evaluar de manera retrospectiva la vida psíquica de una
persona, a fin de colaborar en la mejor clarificación y certificación de una
muerte cuya modalidad resulta
inicialmente ambigua, incierta o equívoca.
En términos generales, podríamos definir la autopsia
psicológica como un procedimiento seguido en el ámbito de la salud mental, complementaria
a la medicina-legal, en la investigación de una muerte cuya etiología resulta
insuficiente para determinar el modo o forma por la cual se ha producido,
enfocado hacia el papel que el fallecido hubiera tenido en su propio deceso.
Según otras fuentes (Poythress, Otto, Darkes & Starr,
1993), la autopsia psicológica sin pretender certezas y ofreciendo tan solo
hipótesis de trabajo, pudiese colaborar en la orientación de algunos casos de
muertes indeterminadas, tanto como en otros donde habiendo una causa de
defunción acreditada, las ambiguas circunstancias del deceso dificultan
establecer el tipo médico-legal de la muerte y, consecuentemente, la tipificación
legal de la misma en tanto natural, accidental, suicida u homicida.
(M) 6. Autopsia psicológica (copmadrid.org)