En el hemiciclo del curso de formación profesional de peritos forenses,
área derecho digital, un participante consulta: Por qué? En la facultad no nos
dieron materias relacionadas al derecho y a la tecnología, para que los
abogados no dependamos del conocimiento de los ingenieros en sistemas, para
evacuar diligencias en las judicaturas, cómo por ejemplo: Cómo identificar al
usuario de un e mail o correo electrónico?
Bueno, alrededor de tres décadas atrás,
las facultades de derecho ya fueron integrando módulos y materias relacionadas
con contenidos del derecho tecnológico, es parte de un proceso, aunque lento
pero prioritario para la formación de abogados.
Les recuerdo que, los abogados ya
estamos inmersos en los dos campos derivados del estudio del derecho y la
tecnología; el primero, cuando nos beneficiamos del uso, aplicación, gestión,
procesos, etc., de las nuevas tecnologías, cuyo campo de estudio es la
Informática Jurídica; y, el segundo campo, es el estudio de la regulación
jurídica sobre los aspectos relativos al desarrollo, uso, protección,
regulación, etc., de las nuevas tecnologías, que es el estudio del Derecho
Digital.
Sobre el segundo requerimiento,
las herramientas para identificar a quien corresponde un e mail, están a
nuestro alcance, claro que debemos conocer e investigar estas herramientas,
para conocer el proceso, pero si no me involucro en el aprendizaje, en la
investigación, no voy a poder adquirir el conocimiento adecuado para resolver
lo planteado.
Los correos electrónicos han sido
relegados en los últimos años al ámbito laboral y corporativo, y en un
porcentaje menor al uso personal, se estima que diariamente se envían en el
mundo unos 144.000 millones de mensajes de correo electrónico.
El antecedente más importante de
lo que hoy entendemos como correo electrónico surgió en 1962, con la
computadora IBM 7090, que permitía la interacción de distintos usuarios desde
terminales remotas, los cuales podían intercambiar mensajes.
En año de 1965 surgió el servicio
MAIL, verdadero precursor del email, que permitía el envío y recepción de
mensajes entre los usuarios de terminales de ordenadores o computadores.
Ray Tomlinson fue el creador del
actual correo electrónico. Creó el primer protocolo experimental para el
intercambio de información entre máquinas conectadas a una misma red: CYPNET.
Fue él también quien introdujo la arroba (@) como símbolo demarcador para
distinguir en las direcciones de correo entre el nombre de usuario y el nombre
del servicio.
Con la llegada y masificación de
Internet, obviamente, el correo electrónico se convirtió en una herramienta
popular y cotidiana. Se ofreció por primera vez de manera gratuita en 1971 y en
1977 ya era el mecanismo de intercambio de información estándar a nivel mundial
en las comunidades online.
Esa es la tarea de hoy, pensar en
cómo conseguir en la web al dueño de un email partiendo únicamente de ese dato.
10 de cada 5 personas (?) lo buscarán en Google, pero eso sólo dará resultado
si el sujeto es una persona pública con datos de contacto por doquier. Para los
que no, para quienes apenas abren uno que otro perfil en redes sociales o no
dejan tan fácil la forma de asociar su email con sus datos reales, hace falta
un poco más de ingenio y de herramientas extra como las que se incluyen en los
métodos que Amit Agarwal de Digital Inspiration nos recomienda. Aquí las
revisamos a fondo:
1. Mediante el buscador de
Facebook
Copia la dirección de correo
electrónico que quieres buscar, pégala dentro del cajón de búsqueda en la parte
superior de Facebook y espera que se muestren las sugerencias de usuarios que
podrían haber utilizado ese email para registrarse; Con mil millones de
usuarios en todo el mundo, cientos de millones de datos de contacto y un enorme
material multimedia para enriquecer los resultados, no es baja la probabilidad
de conseguir al sujeto buscado en esa red social.
Destacan otra idea en Digital
Inspiration, que resulta útil cuando no se consiguen mayores detalles del
perfil, por ejemplo, sólo se ve su foto. Pues bien, puedes descargar esa imagen
o valerte de la búsqueda de imágenes a partir de imágenes para ingresar dicha
fotografía como consulta y tratar de encontrar resultados coincidentes tanto
en otros sitios web como en más perfiles sociales. Puedes usar Google Imágenes
para esa labor o cualquiera de las otras opciones en este enlace.
2. Mediante la IP registrada en
el email
Aquí, la idea es rastrear la IP
de quien envía el email, visible dentro de la cabecera del mensaje (en su
estructura), y ver su ubicación en un mapa. Resulta particularmente útil cuando
son servidores propios los usados por tal emisor (p.e., una determinada
empresa), pero también puede funcionar con Gmail y otros servicios populares
que faciliten acceder al código fuente del mensaje.
Para el caso de Gmail, al abrir
un email, en la parte superior derecha junto a la fecha de recepción, aparece
una flecha que apunta hacia abajo y que despliega un menú de opciones entre las
que se incluye la de «Mostrar original» que es la que permitirá ver el código
fuente en una nueva pestaña. Ahora bien, en ese mar de código tendrás que
copiar la dirección IP correspondiente al emisor (suelen aparecer entre
paréntesis cuadrados, si se muestran varias, puedes tomar simplemente la
última).
Lo último será pegar esa IP en un
servicio de rastreo como el que ofrece la herramienta Visual Trace Route Tool,
que incluye un mapa de Google y un listado de localizaciones.
3. Buscando mediante otras
herramientas y redes sociales
Claro, se puede hacer algo
parecido a la búsqueda en Facebook también en Google+, Twitter, Linkedin y
similares. Ahora bien, lo que muchos hacen es utilizar como nombre de usuario
su correo electrónico (ejemplo ficticio: si el correo es caos1234@gmail.com, su
cuenta en Twitter puede ser @caos1234) y eso se puede aprovechar para valerse
de una herramienta como KnowEm.com.
Con dicha herramienta se puede
revisar la disponibilidad de una marca, producto o nombre de usuario, por
ejemplo, para ver qué dominios están disponibles y qué redes sociales se
encuentran libres para crear perfiles con dichos nombres. Pues bien, esto
último es la clave de su utilidad para la tarea que nos ocupa hoy, podemos
ingresar la parte que va antes del «@» en la cuenta de correo a investigar y
esperar a que se averigüe su disponibilidad en más de 500 portales, sitios
informativos y redes sociales.
Si en los resultados algún logo
aparece en gris, significa que el nombre de usuario está ocupado en esa red y
que tendremos que dirigirnos a ese sitio para ver si el perfil que lo ocupa es
la persona deseada.
Y si los anteriores métodos no
son efectivos, queda valerse de la fuerza bruta probando con servicios de
búsqueda especializados como Pipl y Spokeo que permiten consultar registros
coincidentes con un nombre, teléfono, nombre de usuario, dirección de
residencia, otras ubicaciones más generales y por supuesto, un correo
electrónico. Los resultados incluyen enlaces a sitios web personales, perfiles
en redes sociales, contacto en sitios de citas, fotos, videos y otros datos
públicos.
Los reportes en Spokeo son terriblemente completos -en algunos casos ofrece hasta mapas, datos de familiares, género, edad, información del vecindario y más- analizando para ello más de 60 redes sociales y recursos con información pública, pero claro, es un servicio de pago (desde US$ 3.95 por mes). Los de Pipl son más resumidos.